Una vez seleccionada la solución de almacenamiento, es fundamental seguir buenas prácticas de
implementación y mantenimiento. Esto incluye la instalación correcta de los sistemas, la capacitación del personal en su uso y funcionamiento, y el establecimiento de un programa de
mantenimiento preventivo. Además, monitorear el
rendimiento de la solución y realizar ajustes según sea necesario permitirá asegurar un retorno continuo sobre la inversión.